Después del éxito del panameño Julio César Dely Valdéz con la camiseta del Nacional de Uruguay, varios equipos sudamericanos se interesaron en los servicios de jugadores centroamercianos. Uno de estos equipos fue Liga de Quito, que en 1993 contrató a Javier Enríquez, un panameño que estaba considerado en la nueva generación de futbolistas panameños del 90.
Llegó del club Alianza FC (89/92) y fue el segundo centroamericano en vestir la camiseta del elenco blanco. Su arribo al club se produjo por un aporte de la compañía deportiva Reebook. A su llegada, Enríquez dijo: “Soy un jugador bastante rápido. Cuando no llevo la pelota por el centro del campo, me encuentran metido en el área para pescar los rebotes. Hago muchos goles de cabeza y no perdono cuando tengo la pelota en cualquier de las dos piernas”. En pocas palabras, un crack. Por sus palabras, todos los equipos debían formar con cinco defensas para detenerlo. Pero su gran descripción fue un chiste. Jugó un par de partidos y de inmediato se regresó a su país porque no encajaba en el equipo.
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